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Idi-demak: el arrastre de bueyes en Euskadi

  • Foto del escritor: Manuel Gerez
    Manuel Gerez
  • 30 ago 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 19 may 2021


Arrastre de bueyes en Mañuko Azoa, Bermeo, Bizkaia

Dos bueyes son atados tanto a una barra que limita el movimiento de los animales en una caminata circular como a un carro de arrastre cargado con bidones llenos de agua. Los bueyes para el arrastre, un deporte rural vasco, son entrenados de esta manera para llevarlos al probalekua o probatorio, donde compiten arrastrando piedras de más de una tonelada de peso. Las importantes cuantías de dinero en apuestas que circulan en el probaleku dan una idea del tejido entre el poder y las relaciones sociales expuestas en el "juego profundo" del tradicional idi-demak. (Barrio de Mañu, Bermeo, Bizkaia. Agosto de 2019)

Los deportes rurales se practican en varias comunidades autónomas de España

y tienen su origen en el arduo trabajo cotidiano del campo.

En la comunidad autónoma de Euskadi o País Vasco (Norte de España), los deportes rurales se conocen como herri-kirolak y engloban actividades tan diversas como los levantadores de piedra (harrijasotzaileak), los leñadores (aizkolaris) y el arrastre de bueyes (idi-demak), a los que se suman los juegos de bolos (bola-jokoa), el tiro de cuerda (soka-tira), las regatas (estropadak) y la mundialmente reconocida pelota vasca (jai-alai, pilota).

El arrastre de bueyes o la apuesta de bueyes se practica en la actualidad tanto en Euskadi como en las comunidades autonómicas vecinas de Cantabria, Navarra y partes de Castilla y León.

Consiste en que un buey (uztarri bakarrean) o más bueyes atados a una yunta (uztarri o pare) arrastren una piedra de entre 1.500 a 5.250 kilos de peso a través de un lugar delimitado en la plaza de algún pueblo. El lugar se conoce como probadero (probaleku o probatokia), que delimita un espacio que alcanza generalmente los 22,32 metros de largo.

Los bueyes son ayudados o espoleados por los arreadores o akullaris, quienes utilizan el akullu o vara para golpear a los bueyes.

Como consecuencia de las grandes apuestas que giran entorno al probaleku, el maltrato animal cobró dimensiones importantes, ya que los bueyes eran fuertemente azuzados y dopados para cumplir los fervientes deseos del boyero de ganar las pruebas.

Destinados desde críos a ser bueyes de arrastre, los animales son capados desde el año de edad. Los caseros o baserritarrak compran los bueyes ya capados y los someten a dietas específicas y a constantes entrenamientos.

Los bueyes son entrenados por el boyero. Éste ata a los bueyes, mediante la yunta, a una barra de metal (que limita el movimiento en círculo) y a un carro ocupado tanto por el boyero como por una carga variable de bidones rellenados de agua para simular el peso de las piedras.

Además de la yunta, a los bueyes se les coloca la “sapa” o frontil decorado con borlas de colores que limitan la visión de los animales.

 
 
 

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